¡Dos días en Córdoba! (o en la vida literaria de)


Dos días en la vida de Córdoba literaria tendremos gracias a la generosidad y agite de la Editorial Recovecos. (con apoyo de su propia fundación "Acciones de bien")
Estaremos partiendo esta misma noche con una valija gigante que los cordobeses mirarán con recaudo, desconfianza y quizá temor especulando, por su tamaño, que voy con ganas y recursos como para instalarme.
Mas no, la valija contiene, sobre todo, libros. Y es aquí, en casos como éste, cuando comprobamos una vez más la promiscuidad de la edición independiente y de la lumpen: en la pesada valija conviven, no hay moral, libros de Entropía, de Tamarisco pero también casi que de La Funesiana.

La invitación fue así:
el viernes David Voloj (Autor del libro de cuentos "Letras modernas")
presentará Los domingos son para dormir

(el viernes 28 de agosto, a las 20hs. en "El Baúl" (Ayacucho 319, Córdoba, claro)



El sábado, tendré el honor de conversar con David Voloj nuevamente y con el escritor Pablo Natale, autor del celebrado libro de cuentos Un oso polar.

(si hacen click en ese último link (el que dice oso polar, sí) y van hacia el final de la página, verán que el desfachatado autor dice: "Quiero agradecer profundamente a: la joven y estúpida literatura cordobesa contemporánea" (...) para más luego agregar el nombre del prócer bahiense Emanuel Ginobili. El primer dato nos desconcierta, el último nos alegra. Preguntaremos sobre ambos y les contaré a quienes se queden en esta ciudad desquiciada.)
(sábado 29 de agosto, a las 19:45hs. en "Galileo" (Gauna 5700, Córdoba, claro)

(Yo pregunto por mail y por chat qué onda los escritores con el cuarteto y nadie sabe qué contestar.)

*los libros de tamarisco se consiguen en la librería del ciclista*
gracias en serio Recovecos y Entropía

la tercera es la vencida

ENTREVISTA A FOGWILL- por la reedicion de Vivir Afuera (publicada el domingo, en Cultura de Perfil; lo había entrevistado para el Suple el año pasado cuando Mansalva editó Los libros de la guerra, y antes en el Malba -tengo el audio, cada tanto aparece en el Ipod después de una que sabemos todos, un efecto raro) En esta no me decidí por el título; igual después pusieron una fuera de mis opciones:

“Vivir Afuera no le cambio una idea a ningún crítico”

“Si Vivir Afuera celebrara la democracia, daría risa”

“Ningún personaje es democrático”

“Debería haber podido insertar felicidad en Vivir Afuera”

¿A qué se dedicaría Saúl?¿Cuál sería el recorrido de Mariana?¿Con quien estaría transando el Pichi en el escenario post kirchnerista?¿tiene sentido pensarlo o la pregunta resulta demasiado lineal? Desde hace tiempo, en cada aparición pública, Fogwill se encargaba de defenestrar la primera edición de Vivir afuera, una de las obras que, para muchos, ha cifrado la década del 90 con mayor lucidez. Que la ilustración de tapa –una ruta con palmeras a los costados, sobre un fondo gris- no tenía nada que ver con la novela –“parece un afiche de ‘venga a Cancún que está nublado’”-que la diagramación del texto no era la convenida, que la distribución y la liquidación de las ventas no estaban bien. Los lectores pudieron constatar la ausencia de ese título en las librerías aunque, cada tanto, alguien alertaba de haberlo encontrado en un rincón de saldos de la calle Corrientes. Completando la serie de reediciones que vienen haciéndose de su obra –En otro orden de cosas, Un guión para Artkino, y sus artículos reunidos en el volumen Los libros de la guerra- acaba de aparecer Vivir Afuera. En el prólogo Fogwill afirma que la novela no envejeció y, ahora, cuando se le pregunta por los fundamentos por los que un libro se mantiene vigente, elige el contraejemplo para explicarse: “Si vos leés uno de esos libros de la desaparecidología, esos que se escribieron en los ochenta o un premio Clarín, te da la sensación de que es mucho peor que leer a Marco Denevi. Ni siquiera te digo que llego al extremo de decirte el factotum de La Nación, Mallea, pero sí ves el efecto de cualquier novela de los 50. Este libro, pudo apostar a algo que lo volviera viejo rápidamente. No seguiría vigente si fuera a la democracia lo que mi libro es al repudio de la democracia. Ningún personaje es democrático. Las chicas son fascistas. Y los que no son tan fascistas son, te diría, escépticos absolutos y nihilistas graves. Imaginate que ese libro hubiera sido escrito en los años de Alfonsín y que celebrara la democracia: daría risa. El triunfo de los derechos humanos, el juicio de las juntas, el país donde se estudia, se come…entonces sí hubiera envejecido. Lo mismo si sugiriera que el menemismo es lo peor que podría pasar. Pero este libro está sugiriendo que se vienen cosas peores”.

El misterio como estrategia. Vivir afuera funciona como una reescritura, bajo los efectos del neoliberalismo, de sus primeras intervenciones, aquellas que se preocupaban en señalar la continuidad entre la dictadura y la democracia no sólo en textos críticos sino en cuentos como Mis muertos punk, Ejércitos imaginarios o Pájaros de la cabeza, entre otros y también de Los pichiciegos –aunque, quizá, Vivir… no tenga la carga “profética” que Fogwill suele atribuirle a aquellos textos anteriores. “Sí. Es una reescritura… no sé si es conciente, pero me mantengo fiel a lo que pienso”.

Fogwill, sin necesitar subrayados –aunque reitere ciertas obsesiones- es un autor acertivo. Sin embargo, no responde de ese modo apenas se le pregunta qué no supieron leer aquellos críticos que, según escribe en el prólogo estuvieron “cada uno equivocado a su manera”. “No puedo responder eso, no lo sé. Si me dijeras que hubo uno que acertó te diría en qué se equivocaron los demás”, dice.

Parece una estrategia, querer plantar el misterio sobre una obra para que parezca inaprensible…

-Hay algo de eso, sí. A todos ellos les puede haber gustado el libro, etcétera. Pero a ninguno le cambio una idea. Y no son tipos imbéciles o hipócritas a los que el libro les haya cambiado la percepción de algo y después no lo quieran reconocer.

-La última vez que te entrevisté me dijiste que cada uno lee su espejismo mental cuando se enfrenta a una obra.

-Sabés que me parece que me equivoqué, porque Gandolfo no fue crítico pero tituló críticamente su reportaje, una nota cortita en Noticias. Puso como título “Lo sé todo”, cargándome, el mismo título que aquella enciclopedia. Pero era muy claro en Link, Schettini y Horacio Gonzalez que cada uno celebraba el halago o la palmadita o la franela que se le hacía a su doctrina. La reseña que menos me gustó fue la de Link. Porque no podía zafar de una condición aduladora. No digo que fuera un error de él, que fuera inauténtico sino que no podía zafar, él estaba escribiendo contra alguien que para mí que era Juan Forn, estaba escribiendo para enojarlo, a él o a Piglia.

-¡Como vos!

-(Risas)¡Yo vivo para atacar a Piglia!. Ahora me han dicho que su novela nueva es muy buena.

-¿Cómo hacés para zafar vos de aquel “espejismo mental” cuando hacés operaciones de lectura como aquellas en las que estableciste cierto canon?

-No siento que me pase pero siempre le temo a eso.

-Si los críticos no cambiaron con Vivir Afuera, ¿implica que creés en que la literatura tiene una capacidad transformadora?

-Si un libro no tiene la belleza de las grandes obras, como El Quijote, tiene que tener algo, sino no habría que haberlo hecho. ¿Qué puede conseguir un libro si no alcanza la belleza?

-¿En ese sentido falla Vivir…?

-Habría que escribirlo de nuevo, ¿no? Pero no tendría que existir el libro para escribirlo de nuevo.

Fogwill cita El despertar del nuevo día, relato de Hebe Uhart –quizá la única escritora a la que reconoce admirar en público- en el que “una viejita se cae y se golpea y la otra va a cuidarla. ‘No se me mueve de la cama que yo me ocupo de todo”, le dice la otra. Yo debería haber podido insertar “felicidad” –ponelo entre comillas que es una palabra de Sarlo esa-, una felicidad como esa en la novela. Pero no me dieron las pelotas, no me dio la lucidez para meterlo. Está rozada, hay una escena del Pichi en la casa donde hay una señora que es la que le cuida la pieza. Pero después si el tipo tiene alguna lealtad o solidaridad con el gordo del taller que es un cuadro de Aldo Rico, o con el cura o el pastor, eso se da en tanto comparten ideologías, no en tanto representen a lo humano. No hay nada humano ahí. Pero reconozco que no la vi. En segundo lugar me tranquiliza que ningún crítico la vio. Tercero, me amarga el hecho de que ahora que lo veo, no podría hacerlo.

¿Por qué no podés?

-Tiene que ver con la necesidad de escribir en contra como única manera de escribir. Pero de golpe, si uno pudiera pintar eso de Hebe Uhart…eso yo no lo puedo hacer.

-¿Qué ganaría la novela con eso?

Si tuviera eso, cerraría algo que en Vivir Afuera queda abierto.

-En algunas entrevistas de la primera edición reconocías cierta imperfección en la estructura de la novela.

-Yo había pensado en espacios entre bloques de párrafos y eso en general se cumplió; yo la escribí en la matriz de los libros que Sudamericana me había publicado, con los mismos espacios por líneas, y en una reunión con Chitarroni y Gloria Rodrigué, la dueña de la editorial y de Edhasa, me prometieron que el formato del libro iba a ser igual que los anteriores; eso daba 486 páginas. Primero, procuré que el 80 % de los saltos de texto, los saltos de bloque, fueran correspondiendose con saltos de página y los que no se correspondieran estuvieran en el medio. ¿Esto porqué? Por lo mismo que todos los libros que están escritos en bloque. Son los diez minutos que uno tiene talento para escribir, te fumás dos cigarrillos y tac. Terminaste uno de esos bloques de 1800 caracteres y sentís que ya te estas ahogando, ya perdiste oxígeno, te da hambre, etc, por eso los bloques de texto están cada vez más de moda. También hice algunos cifrados que ya perdí, una fecha de nacimiento, un número, los 69 se correspondían con actos sexuales, boludeces así, para divertirme. Para ahorrar plata también le pusieron un papel de diario y redujo en un 35% el tamaño de la tipografía.

-Me refería a la estructura narrativa

Sí, pero al cagarse en mi deleite de los ritmos que yo había logrado con los blancos y los negros de la tinta se me hizo más evidente que el libro no era El arte de la fuga de Bach.

-Pensé que te interesaba la falta de simetría.

Sí, me gusta, debe estar en el primer capítulo de En otro orden de cosas, donde lo digo; hay un pintor que trabaja con eso y me encanta pero no como algo no logrado.

-¿Qué expectativas tenés con la edición de El Ateneo?

-Todas las que tenía las cumplió. Me pagó, no mucha plata pero me pagó. Tengo la expectativa de que se agote rápidamente y me vuelva a dar esa suma. Cuatro mil ejemplares cash. Como estaba, Vivir Afuera era invendible en España. Tenía una tapa de cartulina de las de Tribunales, impresas con un sello de goma, no lo abrís. Pero este libro en España puede andar bien, no digo grandes ventas pero puede ser tapa de todos los suplementos conseguir críticas muy elogiosas como esas que suelen hacer los gallegos “por fin una obra que” y vender sus 600, 700 ejemplares, que está muy bien para un libro que no es para nada permeable para la cabeza española.

-¿Se tiene un poco idealizado el mercado literario español?

-Anda con una buena obra, un buen libro, con el libro de Diego Meret por ejemplo y para empezar Alfaguara, Sudamericana, Planeta, no se lo publican. Pero suponte que el tipo sea profesor de la facultad, o tiene un librito muy elogiado, le van a dar 1500 o 300 mangos acá; en cambio en España le darían 5000 euros y si puede vender igual que uno mío lo recuperan en un año. Cómo no lo van a idealizar, la belleza está determinada por el capital, que ordena que la relación euro peso sean mejores. Como contraparte, no entienden nada.

Fogwill señala que cuando Un guión para Artkino salió en España, a la semana generó 5000 referencias en Internet; hoy crecieron a 11000. Pero cuando uno entra en esas páginas, dice, no encuentra más que el texto de contratapa y la gacetilla de prensa. “No hay la menor discusión. La crítica española es completamente impune, ponen cualquier cosa.”

-¿Y cómo ves el estado de la crítica local?

Acá es mediocre pero no impune. Tienen miedo. Hasta el peor crítico de Pagina 12 tiene miedo de meter la pata cuando hace una crítica. Allá no tienen ningún miedo, están acostumbrados a seguir el poder de Prisa, el poder de Santillana, del Grupo Z, se cagan de risa.

En pocos días, Alfaguara lanzará un volumen con sus Cuentos Completos, que incluirá un relato inédito –en realidad, aclara Fogwill, ese texto debería haber salido por la Universidad Diego Portales, que “le pagó muy bien”- llamado Otra muerte del arte, que escribió en simultáneo con La gallinita mágica, el gallo de oro –aquel en que un padre le lee a sus hijos, otra vez una posible referencia a Piglia y su postura con respecto a la paternidad-, pero que, al encontrarlo el año pasado, corrigió un poco. “Con este libro trabajé casi tanto como escribirlo de nuevo porque reordené todo. Fuera de la cronología, intenté darle un ritmo”.

-¿Corregiste otros cuentos?

-Tuve problemas porque tenía muchas versiones diferentes, por las ediciones diferentes que salían en España, en Chile, pero ninguno es infiel a la primera version argentina. Yo escribi muchos libros que en realidad son truchos porque si te fijás, Mis muertos punk tiene tres cuentos que aparecen en Ejércitos imaginarios, que tiene cuatro cuentos nuevos que aparecen después en Restos diurnos, que tiene tres cuentos nuevo que aparecen en la otra versión de Muchacha Punk.

-En la última entrevista que te hice dijiste que no tendrías que haber publicado nada. Pero no sólo publicaste sino que reeditas. ¿Que libro no reeditarías?

Hace poco me compraron La buena nueva. Porque precisaba la guita. Vino la crisis y no la pudieron publicar, así que le devolví la plata y desarmamos la operación. Y ahora tendría que estar muy muy necesitado, y te llamaría a vos para que me prestes y si no me prestás vos tampoco, que sos la única persona a la que no cagué entonces tendré que venderlo de nuevo pero no me gustaría porque es un libro estropeado.

¿Por qué?

Porque ese libro salio original por Planeta; le faltan capítulos, por ejemplo, los de un personaje que se llama Lenin que era un gran amigo mío y que existía y que era librero. Además, cada vez que lo veo, siento la mano sucia de Juan Forn. Además está mi mano sucia, es un libro de mala fe que escribí contra Massera, pero hay algunos capítulos buenos que los voy a reciclar como relatos.

Estos fragmentos quedaron fuera de la charla. No tuve tiempo de desgrabar todo tampoco.

Sobre Busqued, Havilio y Meret y los fundamentos de lo que considera buena literatura
*En El país mencioné a Busqued, Havilio, Meret, esos tres que escriben libros verdaderos y no son talleristas para nada. No se ve la mano de Sacomano allí como si pasa en el libro de Laura Meradi, no hay vuelta de ellas ya hechas, si las hay, son de ellos. Tienen imperfecciones, pero quién no las tiene, ni hablar desde Proust. Esos 3 forman un bloque con Rafael Pinedo. Eso discutimaos con Cohen y Aira. Graciela esperanza no estaba de acuerdo. Tambien con Pablo Ramos, con quien no estaba de acuerdo nadie excepto yo, pero yo insisto en que es el más fuerte de todos".

"Porque no encuentro ninguna operación tramposa, ninguna aventura libresca, ningun amanecer titilante. ¿Captas?No aparecen rubias que fuman a la hora de la excitación sexual ni tipos de impermeables para crear una imagen de suspenso. Como en la ciudad ausente, que hay un tipo de impermeable que se llama Junior. No aparece nada de eso."

Sobre los redondos (¿?)

*"Porque salí con una ricotera, sabía los temas de memoria, cosa que casi nadie sabe, yo le decía no me cantes las letras, recitamelas, y eran todas una estupidez, El Indio es un genio, que magnetiza la voz, le gusta más el sonido, la palabra, que la sintaxis
Sobre Premio Indio Rico*
Indio puto lo llamo yo. Figurar con Leónidas en alguna lista me alcanza y me sobra, ya que no puedo estar con él en la de los grandes poetas.

Doble agente


"Lo que viene después: tener esta doble situación de estar periodismo cultural y también escritor, también es extraño. El mundillo es chico y es muy chismoso. [Risas] Es muy molesto, y hay días que estás de buen humor y te reís y días en que decís “a este le voy a poner el micrófono en la cabeza”. Sobre todo cuando te tratan de nena boba, cosa muy común. Cantidad de mujeres escritoras que dicen “abusa de la subjetividad”; lo mismo hace un escritor varón y dicen que es sensible. Esto no es barricada de género: es así. Lo podés ver en 80 recortes de críticas. Pasa mucho. Ese afuera es muy molesto porque es muy prejuicioso, porque puede llegar a ser muy provinciano, porque hay señores críticos que marcan lo que es bueno y lo que no es bueno. Son muy difíciles las dos cosas: si lo respetás al crítico decís “qué bueno lo que me dijo”, si no lo respetás decís “¡Hice todo mal! Mi libro es horrible porque le gusta a este que es un insoportable”."

que bueno que lo encontré

" (leyendo Kiki se puede ver cómo, en cierto modo, el teléfono celular ha pasado a ser un órgano sexual más)"

Encontré una reseña de KIKI de CUQUI que al final yo no pude terminar de reseñar escrita por Pablo Natale.

El libro está muy bien y tiene una tirada de, creo, 50 ejemplares.
Si no pueden comprarlo se los presto. Pero mejor si dan una mano y lo pueden comprar.

de Viel Temperley

Hospital Británico
Mes de Marzo de 1986

Pabellón Rosetto, larga esquina de verano, armadura de mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme.
Tengo la cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la Luz horas y horas. Soy feliz. Me han sacado del mundo.
Mi madre es la risa, la libertad, el verano.
A veinte cuadras de aquí yace muriéndose.
Aquí besa mi paz, ve a su hijo cambiado, se prepara -en Tu llanto— para comenzar todo de nuevo.
( Versión con esquirlas
y "Christus Pantokrator")
Pabellón Rosetto, larga esquina de verano, armadura de mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme.
Tengo la cabeza vendada. Permanezco en el pecho de la Luz horas y horas. Soy feliz. Me han sacado del mundo
Mi madre es la risa, la libertad, el verano.
A veinte cuadras de aquí yace muriéndose.
Aquí besa mi paz, ve a su hijo cambiado, se prepara -en Tu llanto- para comenzar todo de nuevo.
Hospital Británico
La muchacha regresa con rostro de roedor, desfigurada por no querer saber lo que es ser joven.
(...)

escritor rico de padres ricos, editor pobre, periodista cultural pobre (esos términos usaría el hawaiano. Mi vecina diría "todo todo no se puede"")

(...)"Por último, el Maestro habló sobre el libro que acaba de publicar junto a su hermana, Hermano rico, Hermana rica, donde se explaya sobre la otra parte, la espiritual, completando así el círculo constitutivo de la plenitud occidental: materialismo económico e idealismo cultural; riqueza y literatura; policía y poesía. De nada sirve el primer millón si estamos vacíos por dentro.
Cuando salí del evento tenía la sensación de que postergar mi seguridad económica había sido algún tipo reprobable de desviación proletarizante. Soy un periodista cultural precarizado que cobra 150 pesos los dos mil caracteres y 200 pesos los cuatro mil, cuando el cheque no rebota. Escribo gratis en un blog colectivo. Sentí una leve indignación: Kiyosaki puede ser una alternativa. Por un momento, sentí que había un camino correcto. Otro camino. La desproletarización, después de todo, ya estaba escrita." (...)


(Estamos con Viggo, con él sabemos que nadie se hace rico con su sellito editorial. Claro que nuestras otras ocupaciones no difieren tanto de aquella -hacemos lo que podemos- así que nosotros también sabemos que con lo otro que hacemos tampoco da y sí, hubiera sido mejor si entrevistábamos a López u otro editor primero y hablábamos más de literatura, más divertido porque por lo menos íbamos a tener más de 15 minutos entre otras cosas más importantes pero no es excluyente, porque ese personaje está genial y no es ningún bobo y la pasamos bien aunque cuestionemos otras cosas, las propias claro. El otro día en el cumple de un escritor amigo festejábamos a Paris Hilton, siendo rica podría ser más careta decía mi amigo, un escritor asalariado en relación de dependencia; en esa empresa también le pagan por escribir.)

Ella creyó que era gata y le puso "Zoe" y cuando descubrió su verdadero sexo para no alterar su costumbre de responder al llamado lo llamó "So"


(PD:Cuando llego a casa vacía de mi madre los gatos y el perro me reciben como los descamisados a la evita de mi imaginación; yo les digo entren a mi casa bienaventurados robandole letra a Jesús y haciéndome la dueña; yo los dignifico con alimento húmedo, permisos de caminatas sobre una mesada de cocina limpia (le permito al gato rubio gordo tomar agua de la canilla; su capricho no es nuevo) y noches en camas de seres humanos (no se dan cuenta del frío de la casa, claro que afuera es peor; igual son mascotas tan fifí, se adaptan bien).
El perro patova lindo tonto -le decimos el modelo también- al que también llamo ternero por su tamaño se abusa y se sube a las camas y esca
rba la almohada, las sábanas, las frazadas, el crubrecama. Cuando está todo revuelto se pone a girar a una velocidad admirable, unas diez veces. Recién ahí se puede dormir. Al otro día distingo las sábanas agujereadas de las que no, tendría que tirar las viejas gastadas pero es un descrubrimiento inútil: sabemos que todavía no las voy a tirar.)
-las fotos son analógicas, los textos de ficción-
*Gracias x las fotos

"Un terrorismo tibio"


Reseña de "Realidad" de Sergio Bizzio. (Mondadori, 2009)

La extensa obra de Sergio Bizzio -que incluye novelas, guiones, obras de teatro, cuentos y poemas- parece materializar aquella idea –cierta- según la cual la coherencia del estilo es un factor sobrevalorado. A partir de la diversidad de géneros que cultiva y también dentro de su propia narrativa, el autor ha logrado esquivar el registro más clásico y llevar sus historias hacia la hipérbole delirante con una festejable irreverencia. En otras ocasiones, supo apostar con éxito por un tipo de radicalidad diferente, más cercana al realismo, como en su novela anterior, Era el cielo. Entre esos extremos, justo a mitad de camino, parece situarse la tibia propuesta de Realidad, una novela entretenida que relata cómo un grupo terrorista musulmán copa un canal de televisión e interviene el programa Gran Hermano.

Una de las tesis de la novela sostiene que la manipulación televisiva puede ser tan peligrosa como un grupo armado dispuesto a morir y matar para conseguir sus fines. “Eran todos terroristas, todos manejaban los mismos hilos”, dice el narrador al promediar el libro. En esta homogeneización de los roles, la complicidad con el lector se genera a partir de un conocimiento común vinculado con la omnipresente cultura audiovisual. Hay algunas escenas bien logradas en esa dirección -incluso un guiño a un cuento del autor-, narradas con eficaz ironía, en especial los diálogos entre los participantes del programa –quién no los ha visto por televisión- que disponen de un subnormal nivel de inteligencia (uno puede leer la novela, incluso, como si fuera un guión). El resto de los personajes (policías, terroristas, familiares de los participantes del reality, productores, etc) también quedan por debajo del narrador, que los mira con una soberbia mezcla de desprecio y superioridad. Los terroristas, por su parte, no parecen más que estereotipos, fanáticos cuyas motivaciones, desde la mirada occidental más mainstream, resultan ridículas; la violencia que practican es, a fin de cuentas, patética. Realidad se distancia de la excelente El terrorista de Daniel Guebel, una historia vertiginosa y extrema que renuncia, concientemente, al engañoso estatuto de verosimilitud. En definitiva, más allá de las diversas decisiones estéticas, ¿por qué la literatura debería hablar de un tema –por ejemplo, del terrorismo- del mismo modo en que lo hace Telenoche o cualquier medio masivo de comunicación?¿no debería aportar algo más que la reproducción de estos tópicos, en especial si están elaborados con el mismo nivel de superficialidad?

***

versión publicada -salió otra en Cultura de Perfil- en la última edición de Esto no es una revista literaria, publicación dirigida por los poetas Lorena Curruinca y Gerónimo Unibaso, que ahí nos dejan publicar de todo: entrevistas, reseñas, narrativa, criticas de cine, columnas de opinión. Acá está la info de la revis

Deme dos



















La gente de EC invita a charlar acá a las 7 de la tarde porque tienen todo calculado para que los asistentes partan al fin del evento que contará con Mariana Enríquez, Samantha Schweblin y eu, en combis o a dedo hacia el Confesionario genealógico ("verdadero-primera persona-confesional Edgardo- Diana-Paula Maffía- (Paula su papá y su tía)") a cargo de la Dra Cecilia Szperling.

"latina chic" por un día, bah por dos paginas, bah por una lista. ponele












click y se agranda y se puede leer
Ese día me gustaba no me gustaba eso y ni me lo puse a pensar hasta que Johanna Morillo me escribe desde Venezuela y me hace muchas preguntas y después escribe un perfil -demasiado generoso- y después me pide una lista entonces pienso en lista y después me dice que tuvo que editar porque parece que soy larguera para una lista y eso no quita que sea divertido y está bueno pensar que ahora me gustan no me gustan otras cosas, más cortas en algunos casos de lo que ella hábilmente editó.

La revista es venezolana y se llama
Complot Magazine. El chic latino.
En éste número hay una nota a una monja y al artista Icaro Zorbar que Lorena me dijo que parece que la rompe pero también muchas modelos y tecnología y productos que de verlos les sentís el perfume y aunque te hagas la austera o el austero o de veras andés sin un mango te dan re ganas de comprar.

HOY Plantá un Tamarisco en la Biblioteca

EDITORIAL TAMARISCO PRESENTA
MESAS PÚBLICAS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL:

TRADICIONES EN LA EDICION INDEPENDIENTE
Viernes 7 de agosto, 18 horas (puntual)
Sala Augusto Cortázar de la Biblioteca Nacional (Agüero 2502)
Mesa 1. Los pioneros. Historia y tradiciones en el mundo de la edición independiente: inicios, conformación de catálogos, panorama de los años anteriores. De la década del ‘60 a la actualidad.
Participan: Daniel Divinsky (ediciones de la Flor) Ada Korn ( Ada Korn editora) y Sergio S. Olguín (V de Vian)
Mesa 2. Revistas literarias, revistas culturales. La circulación alternativa. ¿Por qué iniciar una revista? ¿Cuáles resultaron paradigmáticas? Importancia de la revista para la formación de los escritores y para la crítica cultural.
Participan: Juan Terranova (Tres Galgos), Juan José Burzi (Los Asesinos Tímidos) y Hernan López Winne (Esperando a Godot).
Brindis y empanadas de cierre!
Auspicia: Fondo Nacional de las Artes.

existe el amor entre la cumbia y el regaeton

“En un momento casi ni subíamos al curso. Nos quedábamos al lado del buffet con Carlitos. La señora hasta el día de hoy me cobra lo que le debíamos con Carlos.¡Creo que no me va alcanzar la vida para pagarle! Siempre trato de llevarle un regalo o algo pero me dice que no es suficiente”.
El Oscuro se ríe siempre, los otros, casi siempre también. Sólo una parte de mi incursión en el maravilloso mundo piolavago se publicó en la revista Llegás.
**ENTREVISTA A PIOLAVAGO**

(El cuarto disco se llama "Por las buenas" y lo produce LA MUSIC. Están nominados a los Premios Gardel 2009 por La cumbia del triki triki. Gracias a los chicos músicos y a los repres Lucas y Ale)

Las fotos son de Diego Domínguez.

¡Margaritas, Miss Piggy!

De La mujer de mi vida me pidieron margaritas y ese día me parecía que me gustaba no me me gustaba esto que copio acá
(Buen título preguntarse si "las minorías están de moda". Dato anecdot: puse que me gusta el trabajo de una fotógrafa. Luego vi que a ella le dieron una doble página para parte de su obra y un texto en el mismo numero de la revis, una coincidencia geñal. En la revis escriben Rojas, Licitra,Cross, Kreimer, Angélica Gorodischer,Gorostiza, y varios más)

Me gusta muchísimo
Cuando descubro un buen libro sin que medie la recomendación de nadie. Me pasó hace tiempo con los libros de Zambra. La vida privada de los árboles es pequeño, intenso, poco pretensioso y, como toda novela, (pero aquí se da en su mejor expresión) funciona como una silenciosa prescripción de cómo debe escribirse una novela. También me encantan las fotos de Lorena Fernandez. Sus obras impregnan todo con su clima y te separan de cualquier lugar común que pueda rodear al problema que plantea su proyecto.

Me gusta mucho
Cuando alguien me recomienda libros. Pero convertí este proceder en una odiosa obsesión propia. Cuando leo algo que me gusta me convierto en una suerte de evangelizadora secular (por mi insistencia, algunos de mis amigos deben compararme con Los Testigos de Jehová). Practico dos modalidades. La menos invasiva es prestar o regalar esos títulos, aunque discierno según la persona y qué circunstancia atraviesa. Últimamente vengo prestando –está agotado- Sólo te quiero como amigo de Dani Umpi porque tengo muchos amigos recién separados. Y como acaban de reeditarlo en una económica y linda versión de bolsillo, también regalo Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón, sobre todo a perso
nas que dudan de lo literario en el género crónica (que tiene varios subgéneros a su vez), o mejor dicho que desestiman a priori el trabajo con el lenguaje que necesita cualquier texto literario, que a su vez puede estar "hablando del mundo". También Turistas, de Hebe Uhart y los de edición limitada del sello La funesiana son ideales para cumpleaños. La segunda modalidad es más molesta- me pasó con Levrero en estos- consiste en perseguir insistente como mosquita hambrienta a mi compañero de redacción o a alguna amiga a quien tenga cerca para leerle en voz alta párrafos enteros de un texto buscando el debate, la disección compartida o que ellos también exclamen “Oh, es una maravilla”. Todo empieza con una pregunta retórica: “¿te puedo leer un poco de esto?”. Ese es el momento en que varios, astutos, suelen emprender la retirada.

Me gusta poco
Los escritores que la van de elitistas, que son prejuiciosos gratuitamente. Un ejemplo poco grave y arbitrario: la reacción ante cierta música, pongamos Calle 13 por ejemplo. Una banda comunmente llamada “reggaetonera” que se escucha en la radio. Su líder, soberbio y pendenciero como lo exige el género, siempre protesta, con motivo, contra ese rótulo ya que su música mezcla diversos ritmos latinoamericanos –aunque también parodian cierto tecno yanqui. Sus letras son geniales, hiperbólicas y graciosas.
No me gusta nada
Los relatos políticos y sociales que se ven en la mayor parte de los noticieros y en los medios en general. Y cuando la literatura los reproduce sin problematizarlos. Aunque supongo que eso ya no sería literatura. Tampoco me gustan los discursos misóginos que no respetan campo popular, intelectual ni cultural y parecen atravesarlo todo.

En el blog de Pola están las muy interesantes "Margaritas" de Martín Kohan publicadas en el mismo número de LMDMV, en la que habla de algunas reacciones frente a la novela Las teorías salvajes.