puede pasar

Te quedás leyendo y tomando notas hasta tarde, dándole vueltas al asunto, pensando por dónde va la cosa, tomándole cariño al tema en cuestión, te dormís con frases que te parecen geniales , el pájaro carpintero de la narración, el punto justo de la obsesividad, al día siguiente despertador despierta, te levantás temprano, café con leche y tostadas, despertás la compu, porque no la apagaste porque sabías que temprano que, está nublado y cálido, abrís la ventana, pensás las horas que te quedan hasta el cierre y de repente te das cuenta de que, pese a todo el relojito, el libro, el empuje y las ideas, no tenes nada de nada de ganas de escribir.

realizing


Este viernes 29 de agosto en El Patio Arrabalero (Paraguay 5150) 20 horas presentación de 76 de Félix Bruzzone.(Ed. Tamarisco)
Presenta: Damián Ríos.
Los editores bancarán al autor.

respondering

"Gracias a todos, pueden servirse unas copas de vino"

wandering

¿qué puede decir un editor en la presentación de un libro?
¿qué hay que decir de las genealogías, los afectos y los mecanismos de?

presentación estelar


Primer número. En BA, ya lo dije en el blog de Tamarisco, tengo revistas que me dio Gerónimo para vender. Una revista con reseñas, entrevistas y relatos + 3 plaquetas 3 de poesía bahiense desbarajustan el mercado subterraneo editorial y son casi un regalo a cinco pesos cinco.


"el orgullo"



charlas con editores 02-Paula Pampín-Corregidor

Algunas cosas que me contó Paula Pampín de Corregidor que quedaron afuera de esa nota.
Sobre el surgimiento de la editorial
La editorial surgió como un desafío a comienzos de la difícil década del setenta. Entonces, Manuel Pampín, creador de Corregidor, no solamente distribuía una gran cantidad de sellos editoriales del exterior desde hacía ya varios años, fundamentalmente españoles, sino que inauguraba Premier, la primera cadena de librerías de la ciudad. Esta situación facilitó los inicios de la editorial ya que en ese momento el fenómeno de la lectura era realmente singular. Continuaban los efectos editoriales del "boom" de la literatura latinoamericana y se vendían grandes tiradas de libros. Una importante "camada" de escritores se publica por primera vez: Osvaldo Soriano, Luis Gusmán, Marcelo Pichón Rivière y Leónidas Lamborghini, entre otros. Junto a estas publicaciones se encaró la edición de las obras completas de autores como Marco Denevi, Macedonio Fernández, Enrique Anderson Imbert, Enrique Molina, Olga Orozco, etc.

Sobre la relación con las librerías entonces, y al día de hoy...
En el momento que surgió la editorial, la relación con las librerías era mucho más personalizada. El vínculo con los vendedores era directo y estos se encontraban capacitados y contaban con larga trayectoria en el gremio. La diferencia fundamental radicaba en que las ventas eran en firme: los libreros elegían los libros y los compraban. Por lo tanto, las pautas de comercialización para el editor eran más seguras porque permitían conocer de antemano, por ejemplo, cuántos libros se podían vender de determinada novedad. En la actualidad, el material se acepta en las librerías prácticamente sólo a través de una consignación. La atención es más despersonalizada y en la mayoría de los casos, fundamentalmente en las grandes cadenas, el librero es suplantado por una computadora. El vínculo entre el lector y el librero resulta, por lo tanto, mucho más impersonal. Otro tema a tener en cuenta aquí es el de los espacios en las librerías que son absorbidos por los grandes grupos editoriales lo que dificulta la exposición y difusión del material independiente.

Sobre las dificultades de distinto tipo a la hora de editar...
Una gran dificultad a tener en cuenta en este sentido es la escasa posibilidad de difusión que poseen los libros y al estrecho vínculo existente entre la prensa y los grandes grupos. Por otra parte, hay para las editoriales más pequeñas una falta de acceso a créditos que permitan un mayor desarrollo a largo plazo. Si sumamos esto al elevado costo del papel (el insumo más importante en nuestra cadena de producción) incluso por sobre el precio dólar, el panorama se complica. Pero la competencia no existe en la calidad del material. Los pequeños y medianos editores suelen escoger importantes obras para sus catálogos que no caben en los fondos de editoriales internacionales. El mercado del editor independiente es más cautivo y sus publicaciones se basan en la bibliodiversidad. Muchas de estas editoriales independientes trabajan sobre "nichos" de mercado pequeños, por ende poco rentables, que les permiten subsistir y en los que ningún grupo arriesgaría invertir. Por ejemplo, Corregidor se ha dedicado a la difusión de las diferentes expresiones culturales de Argentina y Latinoamérica –el tango como expresión de la ciudad es una de ellas-. Si no fuera por la existencia de estas editoriales, muchos autores no llegarían a ser nunca publicados por no representar un "negocio" seguro.

Si hubo en la historia de la editorial algún cambio en la conformación de su catalogo, promovido por el contexto económico
Inicialmente Corregidor publicó una camada de autores noveles argentinos y una importante colección de clásicos de la literatura universal todavía vigente. En ese momento, la editorial se dedicó especialmente a la compra de derechos y a las traducciones. La calidad literaria de estas traducciones es reconocida en el ámbito editorial. Entre los traductores figuran Eduardo Stilman, Rodolfo Modern, Alberto Girri, etc. Pasados los años, la editorial fue diversificando su temática, para incorporar así destacadas colecciones de cine, teatro, arte, tango, ensayo, política, poesía, narrativa, etc. En la actualidad, continuamos la ampliación de las colecciones con algunas nuevas que, con pocos años de existencia, ya han ocupado un lugar preponderante en el mercado (por ejemplo, Vereda Brasil, Letras al Sur del Río Bravo, Nueva Crítica Hispanoamericana, Los Fundamentales del Teatro Argentino, etc.) y nos encontramos comprando derechos, aunque no sea el momento propicio para ello. Incorporamos en los últimos meses autores como Virgilio Piñera, Ferreira Gullar, Bermardo Carvalho y Brina Svit.

Sobre el rol del estado en política editorial. Si les parecería deseable contar con otro tipo de apoyo (en este momento, por ejemplo, hay un proyecto de ley para crear un Instituto Nacional del Libro).
El estado no tiene actualmente una política editorial que apoye y difunda la edición nacional, como sí la tienen otros países. Sin embargo, no creemos en los roles activos de un estado interventor sino en un estado que colabore con políticas más amplias como el fomento de la lectura u otorgamiento de créditos blandos que favorezcan a la edición nacional. Se le podría sumar a esto una política amplia de difusión -apoyo de traducciones de libros argentinos en el exterior, colaboración para fomentar la presencia de Argentina en las ferias internacionales, etc.-.

En qué etapa por decirlo así, "económico financiera" están. Si se autosolventan, de dónde surgen los fondos, si este están en crecimiento, en una meseta, etc.
Cumpliendo cuatro décadas nos sostenemos y avanzamos paulatinamente dentro de las posibilidades que otorga el mercado, aún así publicamos una gran cantidad de novedades por año y continuamos ampliando nuestras colecciones e incorporando nuevos autores a nuestro catálogo.

Cuál es, en su opinión, el aporte de EDINAR.
Formamos parte de EDINAR ya que nos permite encontrarnos con problemáticas comunes que, junto a otros colegas, pueden solucionarse más fácilmente. Esto sucede, por ejemplo, con la participación en stands de ferias internacionales. Así lo hicimos, en La Habana, Santo Domingo y Madrid ya que los costos de los mismos y el personal para su atención se reducen de este modo notablemente. Otro beneficio del trabajo en equipo es que permite relacionarnos de manera colectiva con instituciones nacionales y extranjeras, para facilitar de este modo el diálogo y las posteriores posibilidades. El intercambio de información profesional y las discusiones planteadas sobre temas de interés común es otra cuestión a tener en cuenta. EDINAR es, sin embargo, un proyecto que recién comienza su marcha y que esperamos que adquiera la relevancia que merece en un futuro cercano.

Un ejercicio

Patricio Erb sobre el libro de cuentos de Bruzzone

"Un ejercicio divertido (involuntario en muchos de nosotros) es comenzar a leer un libro sin saber absolutamente nada del autor. Que las letras te metan no sólo por los caminos de la historia, sino que además te permitan imaginar quién es el dueño de esas palabras que se van incorporando a uno.
76 (Editoral Tamarisco), de Félix Bruzzone, especialmente invita a este juego..."

derecho a réplica




aclaremos las vacas, viejo, que también está el petiso que saca pecho y le da para adelante con todo.
Cuando canta y cuando corre en toda su petisa dimensión.

charlas con editores 01-Balaguer-Bajo la luna

Esto quedo afuera de ésta nota sobre editoriales independientes. Acá, parte de la charla con Miguel Balaguer del sello Bajo la luna. Un poco desprolijo, a causa del frecuente caos laboral. Sabrán disculpar.

Cómo surgió la editorial, y el contexto económico que la hizo posible (tengo entendido que Bajo la Luna nació en los 90 pero se relanzó en 2002)

La editorial fue fundada a principios de los 90 y durante una década fue llevada adelante bastante informalmente. En 2002, Valentina Rebasa y yo, nos hicimos cargo de la dirección editorial y reformulamos el catálogo. En ese momento leímos cierta oportunidad para desarrollar un proyecto que poco a poco se transformara en una alternativa argentina o sudamericana a las colecciones españolas de poesía, sobre todo en traducciones. Además, nos interesaba el desafío de ser una editorial de poesía que buscara insertarse en el mercado y trabajar profesionalmente sin cobrar las ediciones y apostando a crear un mercado lector que permitiera el sostenimiento del sello. En esa primera etapa la sustitución de importaciones (es decir, esta cuestión de ser una alternativa a las ediciones españolas que estaban a precios imposibles) y la posibilidad de empezar a exportar libros por las ventajas que nos proporcionaban los bajos costos nos permitieron sostener el proyecto.Más tarde, ampliamos la propuesta editorial incorporando una colección de narrativa, que, al igual que la de poesía incluye autores argentinos, latinoamericanos y traducciones.

Cuáles son las dificultades al día de hoy para poder competir, si sienten que compiten, o convivir, con las grandes.

Las editoriales grandes, antes y ahora, se han disfrazado de cualquier cosa. El objetivo, en definitiva, es que cierre la planilla excel de las utilidades. No importa demasiado con qué. En los últimos años llegaron a poner en la calle hasta 50 novedades por mes. Entre estas novedades hay libros de autoayuda, divulgación, testimonios de jovenes-anoréxicas-en-desgracia, libros de “cuentos” de chicos malos de la radio, consejos de moda y maquillaje y, a veces, y hasta podríamos pensar que por error, literatura, algo de ensayo y ciencias duras. Es difícil pensar que una editorial independiente o chica “compite” contra eso. Más bien buscamos presentar alguna alternativa o alguna propuesta diferente. Por supuesto que el riesgo de dar visibilidad a autores o proyectos marginales o alternativos es que sean descubiertos y fagocitados por las editoriales más grandes, pero también, y gracias actividad de varias editoriales independientes en los últimos años, hay muchos autores que prefieren mantenerse en estas editoriales por diversas razones como por ejemplo no ver los libros saldados a los 6 meses, conseguir una proyección más allá de Argentina, o la calidad, visibilidad, cuidado de las ediciones y el trato mucho más personal entre autores y editores. Nos gusta llamar a estos autores “autores independientes”.Con respecto a la competitividad en la producción de los libros, sí, la inflación es un problema que se está volviendo grave. Se ha perdido competitividad, de la misma manera que se ha perdido en todas las ramas de la industria. Se vuelve difícil trabajar en una coyuntura como ésta. Los precios se emparejaron mucho con los de los libros importados dificultando la exportación, que empieza a restringirse en número y a acotarse a títulos muy puntuales, cuando antes era bastante más posible exportar casi catálogos completos.

Sobre si están conformes con el rol del estado en politica editorial.(en este momento, por ejemplo, hay un proyecto de ley para crear un Instituto Nacional del Libro)

Me interesa el rol del estado en política cultural, que es más amplia que la política editorial. El estado argentino tiene una deuda fundamental con el sector editorial que es la sanción de una ley del libro. Todos los países de hispanoamericanos que desarrollan una industria del libro fuerte cuentan con la ley: España, México y Colombia tienen leyes del libro que permiten desarrollar proyectos editoriales de mediano plazo amparados en legislaciones. Nosotros no contamos con esa ley porque luego de aprobarse en el Congreso, fueron observados algunos artículos en el Ministerio de Economía, fue posteriormente vetada por el presidente y nunca llegó a reglamentarse. El caso del Instituto del Libro, también es consecuencia de la ausencia de una ley del Libro. El proyecto del instituto es una especie de “placebo industrialista” que supliría, en una parte ínfima, a la ley. Es un proyecto parcial, completamente ambiguo en su redacción, muy basado en la ley del instituto de cine, –cuando las realidades del libro y del cine son completamente diferentes–, y que no trabaja sobre cuestiones imprescindibles como la promoción de la lectura o del capital simbólico, porque se ocupa de la recaudación de un impuesto o de la desgravación del IVA del papel. El mayor problema que hay desde el estado es la incapacidad de entender, por parte de muchos secretarios ejecutivos o legisladores, pero también de parte de muchos de los actores del sector editorial, qué es un libro. En la mayoría de los proyectos de ley se trata al libro como una cantidad de papel manchado con tinta forrado con tapas cuando, en mi opinión, debería ser pensado como el mejor instrumento desarrollado hasta hoy para la fijación y transmisión de conocimiento. Su materialidad ha mutado desde el manuscrito hasta el libro electrónico, pero su esencia sigue siendo la misma: ser un objeto capaz de fijar pensamiento, de materializar y difundir una idea. Es uso material del lenguaje. Pongo un ejemplo, a mi modo de ver irritante, de cómo se piensa desde el estado argentino en materia de política cultural: cuando se invita a Argentina a la feria del libro de Frankfurt (la más importante del mundo), el secretario de Cultura y el representante de la cancillería hablaron, en el anuncio del proyecto en la feria del libro de Buenos Aires, de hacer un envío que “represente a la cultura argentina en general”: mostrar productos regionales, hacer degustaciones de vinos argentinos, llevar bailarines de tango, invitar a futbolistas (o deportistas que son la imagen de la “cultura argentina” en el exterior), etc. Y no me molesta porque yo sea reaccionario o “antipopular”, me molesta porque me parece el ejemplo perfecto de lo retrógrado, es prácticamente medieval, una cultura pre-imprenta (ojo, incluso muy anterior a la cultura de los medios de comunicación de masas o internet) en la que todo debe ser comunicado oralmente o presentado a través de actos en vivo. La Feria de Frankfurt es una oportunidad excepcional para entender que la industria editorial es un mecanismo de difusión de la cultura más efectivo que el evento puntual o que el show mediático, que no se agota en una hora, que puede dar una serie de beneficios (incluso económicos) de largo plazo. Si, por ejemplo, se aprovechara la ocasión de la feria para anunciar un programa de apoyo a la traducción de autores argentinos a otras lenguas (programas que existen en casi todos los países que cuentan con ley del libro), seguramente podríamos vender derechos de traducción de autores argentinos (no me refiero exclusivamente a literatura pura y dura, sino también a divulgación, periodismo, ciencia, arte y un largo etcétera) y dar a conocer de manera más perdurable, trascendente y extensiva, tanto en sentido temporal como espacial, aspectos de la cultura argentina que seguramente, y por mera propiedad transitiva, involucrarán el fútbol, el tango, los vinos y cualquier otra cuestión que nos represente. Repito, no digo esto por reaccionario o jodido, lo digo porque creo que con este tipo de estrategia se trabajaría con mejores resultados sobre el campo específico de la industria editorial, promoviendo autores, editoriales, libros y una dirección cultural definida en el lugar donde corresponde hacerlo.
Ha habido en la historia de la editorial algún cambio en la conformación de su catalogo, promovido por el contexto (hay momentos en que comprar derechos es más accesible, etc.)

Pensamos el catálogo del sello como “aporte” y no como “intervención” en el campo cultural. En ese sentido, tratamos de mantener la dirección del catálogo más allá del contexto económico, armamos colecciones en las que convivan autores argentinos y latinoamericanos con traducciones que amplíen la visión o la perspectiva del “campo”. Casi siempre, la compra de derechos y la traducción son costos altos para asumir, pero siempre los consideramos imprescindibles. En general, tratamos de nivelar o compensar las oscilaciones locales con las posibilidades de proyección hacia otros mercados de lengua castellana.
En qué etapa por decirlo así, "economico financiera" están. Si se autosolventan, de dónde surgen los fondos, si este están en crecimiento, en una meseta, etc.
Este año cumplimos cinco años a cargo de la editorial. Inicialmente el proyecto apuntaba a autosolventarse llegado este punto, y de alguna manera el objetivo está alcanzado. Digo “de alguna manera” porque nos sostenemos con una estructura que ni siquiera califica como mínima, es ínfima: somos dos personas a cargo de casi todo (lectura, selección, edición, producción, prensa) y una tercera que acaba de incorporarse al equipo para trabajar la comercialización, que desde este mes, y luego de casi cinco años de delegarla en un distribuidor tradicional, decidimos manejar por nuestra cuenta. Esa estructura de tres personas se mantiene con el producto de la editorial. Por lo demás, para poder llevar adelante proyectos un poco más ambiciosos buscamos subsidios o apoyos.
Sobre el aporte de EDINAR.
Encontrarse para pensar, compartir información, plantear ideas, discutir objetivos de conjunto y, en el mejor de los casos, resolver problemas comunes siempre es bueno. EDINAR fue –y de alguna manera sigue siendo– un espacio de intercambio y relación productivo para nosotros. Me parece que el principal aporte de EDINAR es esa materialización de un espacio de discusión con un sentido de identidad. Los espacios gremiales tradicionales –como la Cámara Argentina del Libro, de la que formamos parte, que agrupa a editores medianos y pequeños y la CAP Cámara Argentina de Publicaciones, que agrupa a las grandes y multinacionales– incluyen proyectos muy disímiles, y a veces es difícil tratar problemas específicos en ese entorno gremial.

mail desde Santiago del Estero


"Querida Sonia, como estas, sabrás que no tengo acceso al Perfil, y me sucedió una cosa curiosísima, mandado a comprar mariscos al mercado, la hoja con que lo envuelven es una hoja de cultura de Perfil (podía haber tenido peores destinos). Y justo vi tu nota de (...)"

Incardona, Bruzzone y la selección nacional

Toda la semana corriendo con una nota como la empleada del mes (no sólo de esta noble empresa periodísitca si no, por otras cosas, de ese pequeñísimo sellito editorial) y ayer terminado el asunto me pasan el último libro de cuentos, Mafia rusa, de Daniel Link, que lei en el subte y me quedaron en la cabeza un par de escenas de Yo fui pobre, cuánta identificación ahí, debería copiar una parte, o la del cuento de insoportable narrador, que tiene a Cucurto como chofer y un ego transepidérmico, guionista que viaja por el mundo y se cree fatal –estoy siendo casi literal. Antes de eso y del cierre fuimos a la presentación de Villa Celina de Incardona y era un momento feliz; alegría sin nostalgia como dijo alguien. Apenas ahora se me va la niebla pegajosa del monte y del pueblo de La mirada del ciervo de Fernando Monacelli, que terminé la semana pasada. Empieza a haber un poco de ligereza, de luz de persiana entreabierta.
Llegaron las galeras para corregir del "oh, libro de crónicas; ese género tan respetado", una vez me metí con eso y me trataron tipo "la pudriste, con la crónica según tal no se jode", una situación hermosa, yo como siempre observé y callé, pero al planteo rebuscado no lo entendí.
Pero lo que motiva mis días es, claro que sí, no esta literatura de subte, de PDFs, de pequeños sellos, de Incardona de Bruzzone, y la pertenencia al borde del chauvinismo de tal a tal lugar ni los próximos cuentos que estoy empezando a escribir, si no qué comeré mañana, y en especial, el próximo partido, de basquet pero también de fútbol, de la selección nacional.

Padre e hijo

"Conversando con un vampiro me enteré/que tenía los dientes/afilados de preocupación/él es ejecutivo/y la organización de su comunidad volátil le exige tanto/que no puede dormir tranquilo", dice uno de los poemas del libro El sicópata, reunido en Versos para despejar la mente. El enorme volumen, editado por la Editorial Municipal de Rosario, incluye los tres primeros libros publicados por Francisco Gandolfo, cuya foto ilustra alegremente la tapa. Si la crítica especializada ya ha valorado –y seguirá analizando– el lugar de la poesía del cordobés, podemos, desde este lugar, detenernos en la primera parte del libro. Sin llamarse prólogo lo es, y al mismo tiempo funciona como una suerte de estudio preliminar. Se titula El regocijo de las musas, está firmado por el también poeta y crítico Daniel García Helder, y es una excelente apertura al volumen.
No sólo se nos acerca la obra desde sus fuentes hasta sus proyecciones o su lugar en "la renovación literaria y cultural rosarina de los 70", por ejemplo, sino que, a través de múltiples citas de Francisco pero también de su hijo Elvio, muestra el costado humano, las peripecias cotidianas, las escenas domésticas, la relación filial.
Así sabemos que una vez ganó un premio con un libro de poemas que dejó voluntariamente inédito, lo que le sirvió para poder comprarse un lavarropas en cuotas; que escribía a la noche, después de haber terminado su trabajo en la imprenta, y una vez que sus hijos se hubieran dormido, y que a veces caminaba para poder mantenerse despierto. En épocas de mucho trabajo, cuando no tenía tanto tiempo para leer, era su hijo Elvio quién le señalaba los libros "que valían la pena"; más tarde fundarían juntos la revista literaria el lagrimal trifulca. La relación padre e hijo está impregnada de un gran sentido del humor. En un momento, Elvio se encontró "con lo que los traductores españoles denominarían ‘un espectáculo dantesco’". Su padre estaba destruyendo manuscritos. Elvio trata de detenerlo, y el padre le dice que tomara cualquier hoja y leyera. " ‘Siringa de los céfiros alados’-leí. ‘¿Ves?’, me dijo, con una sonrisa casi diabólica. Empecé a romper carpetas y hojas".


Publicado en la columnita de LA BIBLIOTECA IDEAL del Suplemento de cultura de Perfil. Y a pesar de la etiqueta no es precisamente una reseña.

más libros más imágenes

maravillosa feria para ver buenísimas fotosen libros. Yo voy a ver las de Lorena Fernandez Nuñez, a ver si todas son bonitas así.